domingo, 25 de marzo de 2018

El Partido de los Auténticos Cerdos (Relato)


En una granja de un país de cuyo nombre me acuerdo, pero no quiero mencionar, los animales decidieron tener elecciones.

Antes de hablar de las elecciones, permíteme contarte algo de la granja. La granja no era muy grande ni rica pero sí muy bonita. El clima era agradable y los animales que la gobernaban, si bien no los más aptos, tampoco eran terribles (con excepción de algunos de ellos), sobre todo cuando se oían cosas escalofriantes que ocurrían en otras granjas. Lo cierto es que, en esta granja, a pesar de sus problemas, era muy grato vivir.

Ahora bien, pasó que los cerdos decidieron fundar un partido propio para participar en las elecciones, llamado Partido de los Auténticos Cerdos o PAC. Cabe mencionar que los cerdos siempre habían sido miembros del gobierno de la granja a través de uno u otro partido (no hay que olvidar que algunos de ellos también trabajan como jueces que administran justicia o encargados del proceso electoral, diputados, periodistas y en otros ámbitos, es fácil reconocerlos por la forma como se comportan), sin embargo, esta vez, decidieron postularse con su propio partido, el cual fue fundado por un cerdo resentido, corrupto y bastante hipócrita, que como no lo dejaron ser candidato en el partido al que pertenecía, decidió fundar el suyo y por ello este partido era un vivo ejemplo de su personalidad.

Pero el cerdo que fundó el partido no logró ganar las elecciones. Por ello, los demás cerdos decidieron que la única solución era elegir como candidato a un verdadero cerdo, un cerdo en todo el sentido de la palabra, un cerdo que representara todo lo que significaba ser un cerdo, un auténtico cerdo. Lo cierto es que, los animales, cansados de los gobiernos anteriores, optaron por creer en el candidato que proponían los cerdos. El problema es que nadie sabía el problema tan grande que era tener un cerdo en el poder.

Al ganar el partido de los cerdos, se creó un gobierno de puros cerdos y ello trajo una situación sin precedentes, una que nunca había ocurrido anteriormente y es que, los cerdos, quisieron imponer sus costumbres “cerdiles” a todos los animales de la granja, costumbres con las que la mayoría de los animales no estaban de acuerdo, pues eran propias de los cerdos.

Voy a dar un ejemplo: los cerdos consideraban que la forma correcta y apropiada de vivir en la granja era estar siempre mugrientos, desaseados, malolientes, comiendo desechos, en total desorden, comportándose licenciosamente, de forma disoluta, perdiendo el tiempo y revolcándose en el sucio barro. 

Esta situación causó mucha tensión, en especial porque una cerda muy soberbia, que ocupaba un puesto importante en el gobierno, en su afán de imponer esas prácticas “cerdiles” en todos los animales, decidió pedir ayuda a los cerdos de otras granjas, y éstos, como eran animales sumamente metiches, sucios y hediondos, decidieron interferir y obligar a los animales de la granja a seguir sus prácticas, por más repugnantes que fueran, pues para un cerdo no hay nada mejor que la vida de cerdo y su vista no les permite ver nada más. 

Por otro lado, se nombraron a muchos cerdos en puestos para los que no estaban preparados ni contaban con los atestados para estar en ellos. Un caso curioso fue el de una cerda que colocaron en un puesto muy importante para la granja, pero era muy vaga, tonta y lo único que le gustaba hacer era ver el Cerdobook, chismear (de forma abusiva por el teléfono celular que le habían asignado para trabajar), usar productos Chanel (cosa rara en una cerda), hablar y mofarse de todo el mundo, en especial de los que pensaban distinto a ella, incluso se burlaba del cerdo que la puso en ese puesto, además de dar discursos plagiando frases de una cerda de una granja del sur (pues no tenía capacidad para escribir los propios), utilizar los recursos de la granja para beneficiar a su familia (entre ellos un cerdo de otra granja que se casó con una de sus cerditas), pero lo que era trabajar, no, lo aborrecía sobre todas las cosas. Nadie tenía seguridad de cómo había conseguido ese puesto.

Hubo otros cerdos que se metieron a importar productos de mala calidad, aptos para cerdos, pero no para el resto de los animales. Poco les importó que habían prometido en campaña que nunca harían lo que hicieron otros animales que gobernaron anteriormente. Lo cierto es que fueron peores que esos animales que tanto criticaron para ser elegidos y sus actos de corrupción fueron tan grandes y sin precedentes, que terminaron embarrialando animales de todos los establos.

Pero lo peor del gobierno del Partido de los Auténticos Cerdos fue el jefe que eligieron para gobernar la granja. Era un cerdo inepto, traicionero, corrupto, desaseado, mentiroso, atorrante y lo peor de todo, que no sabía nada, absolutamente nada, de granjas. Tenía costumbres muy raras, entre ellas la de disfrazarse de otros animales: un día se disfrazaba de burro, otro de gallina, otro de vaca y en muchas ocasiones (lo que da pena) de payaso. En todo caso, con el tiempo lo único que logró fue que todos los animales que lo habían elegido se arrepintieran de haber votado por él, pues la granja pronto se empezó a ver y oler como una granja de cerdos: chiqueros sucios, asquerosos y hediondos por doquier. 

Los establos más afectados fueron: en el que se dictaba justicia entre los animales (ahí se desató una hediondez terrible), el que emitía las leyes que regían la convivencia de la granja (el olor a embutido podrido fue insoportable) y en el que se realizaban las elecciones (de hecho este último quedó con una mugre tan espantosa, que hacía presagiar que en las siguientes elecciones definitivamente se cometería algún tipo de cerdada).

Pero al final del día qué se podía esperar, si lo que se eligió para gobernar la granja fue un apestoso cerdo.

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